Ayer una persona anónima me dejó un comentario, con su experiencia personal. Como no creo que nadie revise comentarios tan antiguos, lo subo aquí, como entrada para que podáis leerlo; creo que merece la pena. Espero que no le moleste.
Hola a todos y todas. Os habla una adoptada, una adoptada no de de cuando no había asistentes sociales, ni psicólogos, ni libros que leer. A mi me adoptaron con 7 años. A esa edad, yo ya sabía lo que era ir de orfanato en orfanato, la acogida casi no existía. Mis primeros recuerdo son de habitaciones grandes con muchas camita (ni siquiera cunas), hacía mucho frío, y si llorabas nadie solía venir, se escuchaba un shhh!!! Nos bañaban como a animales, si te ponías malo, muy malo debía ser para que te llevaran al médico. Mi vida hasta los 7 años, fue triste, vacía. Fuimos niños maltratados psicologicamente, y físicamente, porque las monjas no entendían de nada. Ahora con el tiempo, me pregunto, como puede ser uqe unas personas dedicadas voluntariamente al cuidado de niños que predican la palabra de Dios, el amor, hayan sido tan crueles.
Pero de repente esto un día cambió. Vinieron a recogerme una pareja. Ese día lo voy a recordar sin duda hasta que me muera. Cuando la monja me cogió de la mano y me llevó a ver a mis "nuevos padres" me embargó una sensación de alegría-miedo-ilusión. Entramos en la habitación, y la mujer más guapa del mundo me dió un abrazo que me hizo estremecer mi alma. Nunca me habían abrazado, nunca en 7 años. No lo vió, simplemente mi madre no lo vio, no vio mi cojera. Yo no tenía defectos, no me conocía y ya me quería. Sus brazos, sus besos, sus canciones... todavía lo recuerdo y lloro como aquella chiquilla que era. Sus brazos calmaron mi alma, sus besos curaron mis heridas. Mi soledad se llenó de vida. Sí me sentí abandonada durante 7 años y 3 meses,pero ni un día más. Es algo que no arrastro, el abandono, esta historia de sufrimiento, la puede superar, porque ellos lo hicieron posible. Mi m adre biológica me abandonó, pero no me siento abandonada, me siento querida, deseada por mis padres. Hoy con 50 años casi, me siento la mujer más afortunada del mundo. Hay hijos adoptivos que no se sientes agradecidos, yo quizás no me sienta agradecida a mis padres adoptivos, poruqe el amor no se agradece, pero desde luego que me siento agradecida a la vida por esta maravillosa oportunidad que me dio, dos padres maravillosos. Ojalá todo el mundo tuviera la oportunidad de tener unos padres con unos defectos tan estupendos como los mios. Me negué a pasar una vida enterrada por un abandono, a mi sí me curaron los brazos de mi madre. Me dieron todo, y ojo, hace 43 años no es ahora. Hoy en día también soy madre adoptiva de una niña de 20 años y otra de 17, y son la lección más grande de cariño, amor, humildad, y de vida, que he tenido.
Pero de repente esto un día cambió. Vinieron a recogerme una pareja. Ese día lo voy a recordar sin duda hasta que me muera. Cuando la monja me cogió de la mano y me llevó a ver a mis "nuevos padres" me embargó una sensación de alegría-miedo-ilusión. Entramos en la habitación, y la mujer más guapa del mundo me dió un abrazo que me hizo estremecer mi alma. Nunca me habían abrazado, nunca en 7 años. No lo vió, simplemente mi madre no lo vio, no vio mi cojera. Yo no tenía defectos, no me conocía y ya me quería. Sus brazos, sus besos, sus canciones... todavía lo recuerdo y lloro como aquella chiquilla que era. Sus brazos calmaron mi alma, sus besos curaron mis heridas. Mi soledad se llenó de vida. Sí me sentí abandonada durante 7 años y 3 meses,pero ni un día más. Es algo que no arrastro, el abandono, esta historia de sufrimiento, la puede superar, porque ellos lo hicieron posible. Mi m adre biológica me abandonó, pero no me siento abandonada, me siento querida, deseada por mis padres. Hoy con 50 años casi, me siento la mujer más afortunada del mundo. Hay hijos adoptivos que no se sientes agradecidos, yo quizás no me sienta agradecida a mis padres adoptivos, poruqe el amor no se agradece, pero desde luego que me siento agradecida a la vida por esta maravillosa oportunidad que me dio, dos padres maravillosos. Ojalá todo el mundo tuviera la oportunidad de tener unos padres con unos defectos tan estupendos como los mios. Me negué a pasar una vida enterrada por un abandono, a mi sí me curaron los brazos de mi madre. Me dieron todo, y ojo, hace 43 años no es ahora. Hoy en día también soy madre adoptiva de una niña de 20 años y otra de 17, y son la lección más grande de cariño, amor, humildad, y de vida, que he tenido.