Hay veces que una persona se cruza en tu camino un solo instante, casi de refilón, pero sientes que que compartes mucho y algo te une a ella para siempre, de una forma muy especial.
Eso me pasó con mi amiga Salud. Tuvimos un rápido e intenso encuentro y algo nos dejó unidas para siempre en una amistad muy bonita y muy especial.
Nuestro primer contacto surge en un foro de adopción, cuando a las dos nos acababan de entregar las asignaciones de nuestras hijas, ambas de la misma provincia y edades similares. Viajábamos con distintas organizaciones aunque coincidíamos en fechas.
Nos encontramos y conocimos en el aeropuerto de Barajas y volamos juntos hasta Pekín. Compartimos nervios, dudas, sueños... la fatiga de este largo camino que habíamos empezado por separado y parecía que terminaríamos relativamente juntos.
En Pekín nos separamos. A nosotros nos entregarían a nuestra hija el lunes 20 en el registro de Nanjing; a ellos el martes 21 en el mismo sitio. No pensamos que nos veríamos más. O simplemente yo no lo pensé, no sé ella.
Pero llegó el martes 21 de abril de 2009. Mi marido y yo volvimos al registro de Nanjing para firmar los documentos de adopción de nuestra hija. Llevábamos 24 horas de éxtasis con nuestra recien estrenada paternidad y todo iba sobre ruedas.
Al entrar en el registro vimos dos niñas con sus cuidadoras. Mi marido se prendó de la más pequeñita y dijo si se lapodía llevar. Yo me quedé con la carita de la mayor y le dije que yo había visto a esa niña antes. Como habia visto muchas fotos de asignación no me extraño que me resultase familiar, pero no la relacioné con mis compañeros de vuelo en ningún momento. Sabía que su entrega era ese día pero no se me pasó por la cabeza..... hasta que les vi entrar. Era Julieta, la niña de Salud. Claro que la conocía, había visto su foto unas cuantas veces.
Recuerdo la carita de Julieta, desconfiada, seria, asustada quizá. Y la cara de su madre cuando llego..... nerviosa y muy asustada, tensa, muy tensa. El rechazo de la niña fue inmediato. No quería que su madre la cogiera ni la tocara. Nos echaba los brazos a cualquiera de los allí presentes.... menos con su madre. La angustia de Salud iba en aumento y la de la niña también. Nunca olvidaré la sensación que me produjo tocarle el brazo a Salud para tratar de infundirle calma, y sentir la dureza de sus músculos y la tensión que exteriorizaba.... me impresionó mucho. Y está claro que a su hija también, por que la pobre niña estaba asustadísima.
Ese instante en el que toque el brazo de Salud me dejó unida a ella para siempre. Sé que fue ese instante el que me dijo que seráimos amigas.
La relación de Julieta con su madre se fue normalizando. Sé que Julieta adora a su madre. Y decir que su madre la adora a ella creo que no es necesario.
Como bien dices, Salud, somos madres muy afortunadas, muchísimo. A veces empezar no es fácil. Nosotras, como muchas otras, hemos recorrido un camino difícil, a veces bastante complicado. Pero nuestra recompensa ha sido inmensa, muy especial.
Nuestras hijas brillan, son niñas felices que han aprendido a querer y a ser queridas. Cuando veo las fotos de tu hija, con esa sonrisa que le llena toda la cara..... me derrito y me alegro con todo el corazón.
Que sepas que te quiero mucho, querida amiga.
Gracias Querida Amiga.
ResponderEliminarLos inicios...complicados, difíciles, insoportables...no sé si sería capaz de iniciar...tendría un gran terror...prefiero continuar...mis inicios...llenos de fantasmas y oscuridad...fueron invadidos por el hoy...lleno de esperanza y risas...ay que ver!!! cuántos inicios hay...yo he vivido los dos...los maravillosos y los menos mágicos...por no decir los más terribles...
ResponderEliminarbesos...
Pilar, tu eres otra de esas grandes amigas de la que algún día hablaré.... también si me dejas, claro.
ResponderEliminarQue bonita union, momentos tan intensos emocionalmente nos unen para siempre a otros que como nadie saben estar en nuestra piel.
ResponderEliminarfelicidades por esa union.
un beso
laura