Cuando era pequeña me llamaba muchísimo la atención un edificio que había enfrente de casa de unos tíos míos. Tenía algo que me producía una curiosidad tan profunda que aún la siento: niños huérfanos. Sí, era un orfanato. Recuerdo quedarme mirando el patio por la ventana y ver a todos aquellos niños jungando, tal y como yo jugaba, riendo y saltando.... y pensaba en que estaban solos y me entraba mucha pena. Me imaginaba que nos llevabamos a uno muy pequeño a casa y crecía con nosotros como otro hermano y se olvidaba de que había estado solo alguna vez. Por las noches solía jugar en mi habitación a que mi muñeca era un bebe de aquel edificio y le hacía mimos y le abrazaba toda la noche.... Las monjitas del orfanato me parecían hadas madrinas, y las admiraba por cuidar de aquellos niños sin padres....
Y de todas aquellas imágenes que pasaban por mi cabeza de niña había una que me atormetaba más que las demás. Era la imagen de una madre dejando a su hijo en la puerta de aquel lugar. Me hacía llorar pensar en ello. No sé si lloraba por la madre o por el niño; no sé quien de los dos me producía tanta impresión en aquella imagen imaginada, pero aún soy capaz de sentir la angustia.
Esta mañana mi hija se ha metido en mi cama y me ha abrazado y me ha venido el recuerdo de aquella muñeca que yo abrazaba por las noches.... pero ahora es mi niña y está calentita y me toca el pelo con sus manitas y me dice que ya no está sola.... por que me dice eso exactamente: "toy tenta, no stoy sola, Mamá está conmigo"....
..... y me han venido a la mente las caras de aquellos niños jugando en el patio, llenos de risas que yo no me creía.....
Un relato precioso.
ResponderEliminarEs increíble cómo ciertos detalles pueden influir tanto en nuestra vida,
¿no?
Sé perfectamente de lo que hablas, he pasado parte de mi vida en una casa cuna; mi madre era colaboradora y las tardes las pasaba jugando con esos niños que a mi nunca me parecieron tristes, hasta un día que yo ya me hacia mayor y mi cuerpo así lo reflejaba y jugando con uno pequeño, un niño al que me acercaba más esos días, se me quedó mirando y me dijo ¿tu eres mi mama verdad? ¿ ya vienes a por mi? me rompio el alma y sin duda cambio mi vida hasta hoy. Hoy al leer este relato puedo ver muy claramente la carita de ese niño....
ResponderEliminarun beso
laura
Precioso Carmen, mi niña tiene un concepto muy acusado de la soledad, quedarse sola en cualquier parte de la casa es: "mami no epera a mi, yo sola aquí cosina(cocina)" hace unos dramas... Aunque a veces se le va santo al cielo... pero en cuanto se da cuenta y no me oye, o no me vé, sale corriento en mi busca me abraza la pierna y me dice "mami te quero muzzo" me pone el morrito para besarla y yo me derrito.....
ResponderEliminarA mi hija le pasó hasta no hace mucho igual...ahora se va soltando y soporta estar sóla en una habitación, aunque, no por mucho tiempo...Mi hijo, lleva un par de semanas "tipo" mono...no hay manera de desligarlo...ha retrocedido un poco...no sé...si debo preocuparme a no...ya sabéis que él aún no habla y todo lo manifiesta con lloriqueos, lloreras y gritos...y así estamos desde hace unos días...en brazos, abrazados, y lleno de mimos...no nos quiere perder de vista ni un segundo...sobre todo, a su papá que es su favorito...ha vuelto a despertar por la noche, con lloros y venir a nuestra cama...allí se relaja y se vuelve a acurrucar y dormir...¡la soledad!...que tremendo fantasma para cualquier persona...pero si esa persona es un chiquitín...qué tristeza comenzar la vida en soledad...a nuestros hijos los marca, no hay duda...estoy convencida...y somos nosotros, los papás terapéuticos, los que debemos eliminar ese sentimiento tan grande de soledad que traen en su mochila...
ResponderEliminarA ver si logramos que Victor vuelva a su confianza de hace semanas...estoy un poco preocupada...
pilar