DORMIR JUNTOS III

Hoy toca el amigo Estevil. Pero para hablaros de mi experiencia con el metodo me tengo remontar a los primeros días de Xiao con nosotros y a como ha evolucionado en el sueño.
Nuestra hija durmió muy bien la primera semana. Durante nuestra estancia en Nanjing dormía cuando se le acostaba y se despertaba tranquila por la mañana, mirando todo con cara de "a ver que pasa hoy". El cambió a Shanghai fue muy malo en este sentido. Cuando la metíamos en la cuna se ponía a llorar y le costaba muchísimo calmarse, muchísimo. Y empezaron las pesadillas y el sueño entrecortado.
Cuando llegamos a casa la cosa se mantuvo más o menos, pero la niña no dormía bien. Yo me pasaba las noches de su cama a la mía. Era horrible por que ella tenía una camita pequeña, de 1,30 y yo no cabía. El asunto no mejoraba, más bien empeoraba. Pero la posibilidad de llevarla a nuestro cuarto entonces ni siquiera existía.
Aclararé que mi marido trabaja con maquinaria peligrosa (sierras y cosas de ese tipo) y se levanta muy temprano todos los días, por lo que decidí que las malas noches las pasaba yo solita. Siempre he pensado que él necesita descansar más de lo que lo puedo necesitar yo, que puedo hacerlo con libertad a lo largo del día. Hecho el paréntesis y la aclaración sigo.....
La siguiente decisión fue alargar la cama, así al menos yo no estaba encogida. Pero aquello no mejoraba, más bien íbamos a peor.
Siguiente decisión: poner un colchón mejor que el que traía la cama, de 3 trozos, se hacía incómodo. Pero Xiao cada vez dormía peor. No sacábamos una media de 3 horas de sueño por la noche. Cuando llegó agosto yo no podía con mi alma, estaba agotada, irascible y fatal. Y la niña no estaba mucho mejor.
Y me vi a mediados-finales de agosto, con el comienzo del colegio encima y sin dormir. Una de mis hermanas me habló hacer el metodo Estevil. Se pasó el verano convenciéndome de las maravillas del método, de lo bien que funciona, de lo que cambia la cosa..... todo magnífico. Y al final, en mi desesperación, me dejé convencer y me compré el famoso "Duérmete niño". Me lo leía y me dolía, pero seguí adelante con la decisión.
La primera noche lloró 40 minutos. Bueno definir aquello como llorar es ser un poco iluso. Yo con el reloj en mano, pendiente de ir cada no-se-cuantos-minutos como dice el "método". Con una cómoda poco pesada "atrancaba" su puerta para que me oyera pero no puediera salir..... lo estoy contando y se me encoge el corazón, se me saltan las lágrimas. La oía correr por la habitación y llamarme, chillando, llorando..... de verdad que no se como aguantamos. Mi marido decía, es por su bien..... y ahí los dos aguantando el tipo, cogidos de la mano y sufriendo.
La segunda noche lloró "sólo" 30 minutos, la tercera 10 y la cuarta medio minuto. Las dos primeras noches se despertó varias veces y se acercaba a la puerta y me llamaba. Yo la contestaba desde mi cuarto y al final volvía a su cama. La cuarta noche durmió del tirón (o al menos no nos llamó ni la oímos levantarse). A la mañana siguiente a la 5ª noche del método pensé: "era verdad, esto funciona".
Dos semanas despues de empezar "el método" llegaron las fiestas de mi pueblo. LLegó el viernes y rompimos la disciplina (eso no se puede llamar rutina, es disciplina férrea). Esa noche cenamos en un chiringuito y era bastante tarde cuando aún estábamos en la calle. Xiao jugaba con unas niñas cuando la oí llorar. Llorar con desconsuelo. No la vi caerse ni nada. No sé lo que pasó. Cuando fui a consolarla me echó de su lado, con una vehemencia y con un rencor que daba miedo.
Se dejó consolar por una persona que no conocía y no consintió que yo la tocara. Pensé que podía ser cansancio, descontrol..... que sé yo. Pero me hacía un daño tremendo.
Al día siguiente en casa estaba fría conmigo; no me dejaba tocarla ni tener con ella ningún tipo de muestra de afecto. Sólo consentía que la diese de comer y la vistiese. Cuando salimos a la calle se cayó y se hizo daño. Fue horrible. Me chillaba que no la tocase, que mamá no y se abrazó a las piernas de una señora que pasaba.
Bueno, no me extiendo. Tuvo un rechazo hacía mi que llegó a ser preocupante. Yo buscaba el motivo en lo que podía haber ocurrido en el parque, pero no encontraba nada.
Pedí ayuda. Mi querido amigo Roberto acudió raudo y tuvimos una larga conversación. Él me dijo que no buscase el motivo en lo inmediato, que los niños tardan en reaccionar. Que pensase que había pasado días antes, un par de semanas o quizá más..... y caí: ¡¡¡¡Coño, el Estevil!!!!
Se me cayó el alma a los pies. Mi error se me vino encima como una losa. Pero como se me había ocurrido dejar sola a una niña que me podía dar un master sobre dormir solo, que llevaba toda su vida sola..... ay, como me dolió, que mal me sentí.
Esa misma noche volví a su cama, volví a quedarme con ella hasta que se dormía y a irme a su cama cuando me llamaba. Y ella empezó a cogerme la mano para dormirse, muy fuerte, muy agarrada.
Cambió radicalmente. Volvió a ser la niña que estaba descubriendo el cariño y aprendiendo a ser cariñosa. Dimos un paso de gigante, pero lo dimos para atrás. Costó volver al punto de partida, pero volvimos. Y desde entonces me jure que no iba a sentirse sola nunca más.
No fue hasta despues de la operación que se vino a nuestro cuarto. Desde septiembre hasta que la operaron pasábamos las noches peregrinando: ella venía a buscarme y nos íbamos a su cama. Yo a veces amanecía con ella y otras en mi cama..... y llegamos a un equilibrio. No dormíamos mucho, pero sí suficiente.
Despues de la operación echamos a papá de la cama y ella durmió conmigo durante un tiempo, un mes creo recordar. Desde entonces no ha salido de nuestro cuarto hasta el otro día. Pero ya ha vuelto. La segunda noche que durmió en su cuarto ni me llamó ni vino a buscarme, pero al día siguiente me dijo que era mala, que la dejé sola como Yangzte en China y no quería que estuvira con ella.
Ante tan claro reproche cogí su colchón y lo llevé a nuestro cuarto. Y todo ha vuelto a "la normalidad", a nuestra normalidad.