Esta primavera hablando de mi infancia y de mi familia le conté historias de mi tío F, que murió un año antes de llegar ella y me dejó un gran vacio, pues era más mi hermano que mi tío. Unos días despues de empezar a contarle la historia de mi tío F (historia que me pedía todas las noches) me preguntó si morirse era que no "güelvías" a ver al que se muere. Pues sí, exactamente es eso. Cuando alguien se muere no le ves nunca más, le dije. Poco a poco a lo largo del verano ha seguido preguntando sobre la muerte, cosas prácticas y terrenales (como que se hace con el muerto) y cosas más espirituales (cosas como si al muerto le da pena haberse muerto). Y empiezo hablando de la muerte por que en estos días nos ha rondado muy de cerca y nos ha hecho aflorar muchos sentimientos y muchos miedos. Pero voy por partes que me pierdo.
Pues desde que nos dijeron que mi padre tenía un nódulo en el pulmón hemos hablado delante de ella de la enfermedad y de todo el proceso. Cierto es que la niña desde el momento que oyó a su abuelo decir que le iban a hacer un scaner al día siguiente preguntó que si el abuelo tenía una cosa mala como ella y le iban a operar como a ella. Es un vocabulario que conoce por que lo ha vivido en sus carnes y a esta niña no se le escapa una. Le hablé del cancer, de los tumores y de que al abuelo le tenían que operar para ponerse bueno, como la operaron a ella.
Su reacción los primeros días fue de mucha angustia. Empatizaba a lo bestia con el abuelo, reviviendo su propia operación. Una tarde, de pronto y sin venir a cuento, vino a mi corriendo llorando a moco tendido, muy angustiada y no paraba de repetir: "no lo podemos permitir, no lo podemos permitir". ¿Pero qué no podemos permitir?, Xiao, tranquilizate y habla, hija. "No podemos pelmití que el agüelo se quede solo, la agüela no puede pelmití que se quede solo y le hagan daño. En ese sitio le pinchan pol todo su cuerpo y si está solo va a tenel mucho miedo. No lo podemos pelmití que se lo hagan a mi agüelo". Esa misma tarde, cuando vió a su abuela le dijo que quería decirle una cosa: "agüela, esto es serio, mu impoltante. No puedes pelmití que mi agüelo se quede solo, que en ese sitio le hasen daño y va a tenel mucho miedo. No lo puedes pelmití, agüela, es mu serio".
Por la noche volvió sobre el tema. Le angustiaba mucho la soledad que ella sabía que iba a sentir. Pero a veces una sólo frase da la vuelta a la tortilla y dejamos de empatizar para pensar ya sólo en uno mismo. Le quise explicar que el abuelo no iba a estar solo. Que la abuela estrái todo el día y por las noches le iría a cuidar un día el tío J, otro día mamá....... no pude seguir hablando, casi le da algo del miedo y la angustia que le entró. No podía ni hablar. Sólo de pensar que yo faltará una noche de casa le dió un ataque de ansiedad, inconsolable, aferrada a mi cuello, que yo no, que ella no se puede quedar sola, que quien la cuidaría, que si yo me iba no sabría "güelver" y ella se quedaba "otla vez sola sin una madle"...... bueno, impresionante. Se acabó la empatía en un pis-pas. Traté de que aceptase la hipotética situación de mi ausencia, pero nada le valía, ni su padre, ni su abuela, ni nadie. Parece ser que sólo yo sé como "echar los cohetes" y sólo yo sé "cuando necesita besos y cuando quiere que no la toquen"..... "papá me dise que tengo que sel valiente y no echa los cohetes. Y yo no quielo que me digan que sea valiente, no quielo sel valiente, quielo que tú los eches. Tú sabes como son mis cohetes y que me dan mucho miedo y nadie más lo sabe"......esto, entre otras cosas, me dijo literalmente (*). Como en realidad no tenía claro que fuese necesario que yo pasase una sola noche en el hospital le prometí que no lo haría y conseguí tranquilizarla.
Hasta el día de la operación se ha planteado muchas cosas sobre la enfermedad, sobre el futuro del abuelo. Y me ha preguntado a mi y le ha preguntado a él. Un día me dijo que quería que el abuelo se pusiera bueno pronto para que la siga "haciendo de gabial (rabiar) y gueigse (reirse) los dos como siemple hasen".
También durante estos días de preocupación y miedos, de pronósticos y esperanzas, hemos hablado de la muerte. Y quiso ver donde se entierra a los muertos y un día que pasamos por el cementerio y estaba abierto entré con ella. Visita tronchante, por que las preguntas eran de chiste. Y sobretodo se quedó muy tranquila de ver el sitio donde se entierra a los que se mueren, al sitio de las piedras, como ella lo ha bautizado. Cuando salíamos sentenció: "pero a mi agüelo no hay que traerle aquí polque está vivo del todo y no te lo cleas que se va a moril ni un poquito"
Mañana más.... que esto ha dado mucho más de sí......
(*) NOTA: Sé que debería hablar de la realción de Xiao con su padre para poder explicar muchas de las reacciones de la niña, pero me cuesta hablar de una relación que no es mía, que no pasa sólo por mi. Tendría que contar cosas de la vida de él para poder explicar muchas otras. Y ni tengo su permiso ni se lo voy a pedir, de modo que no creo que hable de esto nunca aquí.
Impresionante la madurez de Xiao, cada día me sorprende más. Quizás ésta sea una muestra de lo importante que es hablar a los niños desde la madurez, desde la realidad, y confiar en que ellos son capaces de entender y "digerir" muchas más cosas de las que nos puede parecer. La cuestión está en querer y poder tomarse la molestia y el tiempo de conversar con ellos, de compartir y de confiar.
ResponderEliminarUn abrazo.
es increible,de verdad.y nos hace reir mucho esta Xiao,y por cierto,las preguntas que te hizo en el cementerio???me he quedado con las ganas.un abrazo
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