Nadie me dijo que sería fácil. Lo que tampoco me dijo nadie es que a veces es MUY DIFÍCIL. No penseis que la dificultad de la adaptación o el apego me están sorprendiendo, en absoluto. Es sólo que a veces no es uno capaz de imaginar hasta que punto puede ser difícil, aún a sabiendas de que lo es.
Nuestra hija llegó a nosotros con casi 3 años, tiempo que pasó en un orfanato. Ya he dicho otras veces (no en este blog) que aprender a ser hijo es infinitamente más difícil que aprender a ser padre. Nosotros, los padres, deseamos y esperamos la paternidad durante mucho tiempo y sabemos lo que conlleva. Ellos, los deseados hijos, no esperan nada; tienen lo que tienen, bueno o malo, y es lo que conocen y les da seguridad.
A mi hija lo que más le está costando es confiar. Parece que creyera que la vamos dejar en cualquier momento, que vamos a desaparecer. No soporta dormir fuera de casa. Cuando viajamos (y lo hacemos una vez al mes para visitar a la familia de su padre) se pone nerviosísima. No duerme o lo hace muy inquieta y mal, y se pasa el fin de semana literalmente pegada a mi pierna o pidiéndome brazos. Cualquier cambio le supone un mundo y lo pasa mal. Y yo lo paso fatal con ella.
Lo que peor llevo son sus rabietas "por nada". Pero RABIETAS, con mayúsculas, que pueden durar de 2 a 3 horas. Ahí sí que pierdo los estribos. Necesito hacer verdaderos esfuerzos para controlarme. Me siento impotente, pues ella no se deja ayudar y no cede. Y esa impotencia se acaba convirtiendo en un soberano cabreo que pasa de ser conmigo misma a ser con ella. Me sé todas las teorias, las he leido y las he asimilado, pero cuando lleva más de una hora llorando y chillando, dándome patadas, ofuscada en su dolor.... se me olvidan. Soy incapaz de mantenerme tranquila, incapaz. Y me agoto tratando de controlarme. Suelo conseguirlo, pero acabo cercana a la histeria y rendida, de verdad. A veces me siento como cuando dejé de fumar, hace 4 años; al principio, cada cigarro que no me fumaba era una batalla conmigo misma por mantener el control que me dejaba cansada, cada vez más cansada. Al cabo del día tantas batallas que tenía conmigo misma me agotaban. Últimamente no ha tenido demasiadas de esas rabietas, parece que han pasado un poco (suficiente que diga esto para que hoy me la monte... :-))
Ahora que ya es capaz de expresarse hay cosas que resultan mucho más fáciles, sobretodo para ella, y no se "frustra" como le pasaba antes. Me puede decir que tiene hambre o sueño o sed o que le duele algo o que quiere jugar o salir o.... ya me puede decir que quiere. Hasta ahora como no podía expresarlo, cuando quería algo lloraba y como no la entendía lloraba más y así hasta los chillidos y la histeria.
Además de a pedir cosas ha aprendido a decir "No quere" y "no usta" y te lo repite alargando el NO: "nooooooooooooo quere, nooooooooooooooooo usta". Y cuando es que sí quiere te dice sólo "queeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeereeeeeeeeeeee". La verdad es que me troncho de risa cuando se pone así, llevando la contraria. Me gusta ver que por fin saca su genio endemoniado, que es suyo pero estaba escondido y aletargado. A veces me gustaría que fuese menos cabezota y menos cabreona, pero es así y así la quiero.
Comer y dormir merecen su propia entrada, especialmente dormir.
Hola Carmen,
ResponderEliminarGracias por visitar mi blog. Es un placer descubrir el tuyo. Me ha encantado esta frase:
"Me sé todas las teorias, las he leido y las he asimilado, pero ..."
Te entiendo completamente. Después de años trabajando con medios de comunicación, elaborando contenidos, veo que estoy muy capáz de trabajar con la información (¡sobre todo en inglés!)... pero luego a la hora de llevar las teorias a la práctica, me cuesta tanto.
Esta experiencia - la de ser madre por adopción me está cambiando todo.
Te quiero animar, pero no como una madre que ya ha llegado a la cima de la montaña, sino como una que está contigo en el mismo camino.
Parece que estás haciendo todo muy bien. Lo importante es seguir adelante.
Un abrazo,
Brenda
www.adopcionpordentro.blogspot.com
¡Qué difícil no ceder y no desquiciarte a veces!
ResponderEliminarYo también creo que lo haces bien. Este periodo de rabietas acabará algún día. Todos los niños lo pasan.
Un abrazo y ánimo!!
mar
No te preocupes por lo de las rabietas ni por perder los estribos, todas las mamas pasamos por lo mismo (Bueno, excepto las mamas que van de que son perfectas y ademas te lo dicen en la cara), somos seres humanos, yo tengo dos hijos biologicos y cuando Aiden empezo con las rabietas, de verdad que al principio me podian, y las tenia de el tamano de tu hija Carmen, largas, con patadas, gritos, con Dylan pues llegue mas preparada al ser el segundo, pero algun que otro dia pues me pueden, y me sale mas de un grito.
ResponderEliminarDe nuevo somos seres humanos, a veces super seres humanos, porque el ser mamas es el oficio mas dificil del mundo, ojala los ninos viniesen con manual de uso, pero estoy segura de que mis hijos en algun momento pensaran lo mismo de mi, que donde estan las instrucciones.
Felicidades, tienes una hija maravillosa, disfruto mucho leyendo tus blogs, besos desde Arizona