lunes, 4 de agosto de 2014

VACIO

"Esto no es natural, no es lo que debería ser. Debería ser lo contrario, que tu no tuvieras una hija y yo me criase con la madre que me parió, creciese con ella, me hicese mimos ella, me cuidase ella. No lo entiendo porque ha pasado esto, pero no es natural"
Como ya es su costumbre, mi hija suelta a veces verdades rotundas, como templos. Sigue sorprendiendo que una niña de 8 años haga semejante reflexión, pero es Xiao, y las hace.
Cuando me dijo esto hace un par de noches sentí una mezcla de alivio y dolor. Fue como un puñetazo en la boca del estómago. Las verdades, aún sabidas y reconocidas, no dejan de ser dolorosas cuando otro te las dice en voz alta. Aunque con ese dolor llegue una sensación reconfortante de alivio. 
Muchas veces he pensado en lo antinatural de la adopción, en lo ilógico del abandono y todo lo que ello conlleva y depara a un niño. Y en papel que yo, como madre adoptiva, juego en esta "comedia".
Soy su madre? Sí, rotundo. Es mi hija? Sí, con la misma rotundidad. Pero.... hay un pero. Existe un trozo, un pedazo fundamental, de la vida emocional que tenemos como madre-hija que nunca voy a llenar como madre ni ella llenará como hija. Es un pedazo en el que yo no soy madre y ella sí es hija. Es un vacio que ninguna de las dos podemos llenar, ni solas ni como equipo, un vacio que no sería sano querer llenar, porque sería falso y artificial.
Alivia saber que las dos somos capaces de reconocerlo, en nosotras mismas y en la otra. Cuando mi hija me dice que antes de mi hubo otra madre, que no puedo ser esa madre, ni nunca lo seré, además de una bocanada de dolor, siento alivio. Dolor por una realidad que deja un vacio, como madre, que sé que nunca llenaré, y alivio porque sentimos igual, porque podemos decirnos que tenemos ese vacio , que duele.
Ninguna de las dos hemos apartado ese lugar vacio que tenemos. Construimos a su alrededor, respetándolo, casi diría que cuidándolo, aceptandolo. No es el protagonista, pero es a partir de él desde donde podemos construir. Sin ese vacio no estaríamos donde estamos.

miércoles, 11 de junio de 2014

UN VIAJE A MI INTERIOR



Ya he dicho en otras ocasiones la falta de preparación que hay en general en las personas que nos decidimos a adoptar. Nadie nos prepara. Hablar de que existe una mochila y que hay que aceptarla no es preparación y generalmente es lo que te dicen y en lo que insisten, poco más.
Yo creo que me di cuenta muy pronto de mi absoluta falta de preparación. El reto emocional que suponía la personita que ya era mi hija me explotó en las narices, porque, como siempre, fue mi hija la que me lo enseñó, la que me lo demostró.
De pronto un día te das cuenta de que al adoptar no sólo tienes que aceptar su mochila, la tienes que la adoptar también, como adoptas sus carencias, sus miedos, sus dolores, sus cohetes. Mi hija me requería cosas que yo ni me había planteado. Emocionalmente era un ser desvalido, sin formar, lleno de dolor y miedo.
No sé si mi fueron forma de ser o mi capacidad de observar o qué, pero de pronto sentí la necesidad de convertirme en un detective emocional, pendiente de sus reacciones. Lo primero que vi con claridad es que ella no sabía ser hija, no sabía que era tener una madre. Me llamaba “mamá” como me podía me podía llamar "sartén"; el contenido semántico de cualquier palabra para ella era el mismo: nada.  Ahí ya se marca una enorme diferencia con un hijo biológico que no necesita aprender a ser hijo o a tener madre. Y Xiao necesitaba aprender.

A través del espionaje emocional al que tenía sometido a Xiao me di cuenta de que yo necesitaba hacer un viaje interior. Reconocer mis miedos y mis carencias, despojarme de mis prejuicios y aprender, de ella y de otros. No es fácil decir cuantas cosas me daban miedo, de cuantas cosas me sentí carente. Fue un proceso muy íntimo y personal. Me tenía miedo a mi misma, a mis emociones, a mis recuerdos y mis experiencias. Ese viaje interior que realicé me supuso aceptar, por ejemplo, sentimientos y emociones negativos hacia mi propia madre, reconocer que existen y que los puedes controlar. Miedo también a no ser la madre que deseaba ser, a no ser la que mi hija necesitaba, a no tener la fuerza y la capacidad de darle lo que me pedía a voces. Y no era sólo amor, era mucho más. Tenía delante un reto emocional y era necesario convertirme en la persona que acompañase a Xiao de manera incondicional, convirtiéndome en un sostén, dándole confianza e independencia por igual durante el  proceso necesario para afrontar su historia, su dolor y su rabia. Y en eso me convertí, en su tutor de resiliencia, en su contenedor emocional. Y aprendí a aceptar las emociones con naturalidad, a dejarla ir por su propio camino, en mi compañía, pero su camino, acompañándola a su ritmo y haciendo que se sienta sentida.

Emocionalmente es devastador, un camino escabroso y complicado, pero se puede hacer. Es más, yo diría que no es que se pueda, es que deberíamos hacerlo todos las personas cuando nos convertimos en padres, especialmente si nuestro hijo tiene una historia previa que necesita afrontar y superar. A mi ese viaje me ha llevado a ser mejor persona, por y para mi hija.

martes, 10 de junio de 2014

MI HIJA, MI MAESTRA

La espera de mi hija duró 4 años. Durante ese tiempo me dediqué a soñar, a imagianar y a querer a una persona que iba a ser mi hijo. Las preguntas como ¿habrá nacido? ¿Estará bien? ¿Donde estará? ¿Como será? Surgen continuamente. Y empiecé a querer y a enamorarme de un ser que sólo estaba en mi imaginación.
También esos 4 años me sirvieron para lo que creí era prepararme para adoptar un hijo. Foros, que por aquel entonces carecían de cualquier contenido que sirviera de ayuda, algún libro, que tampoco circulaban demasiados o no eran conocidos, personas que habían adoptado, que en su mayoría te contaban una luna de miel perpetua......
De pronto una mañana de abril me levanté en un país a miles de kilómetros de mi casa, nerviosa, con miedo, sintiendo que todos esos sueños que había tenido durante 4 años estaban a pocos minutos. Y ahí estaba ella, mi hija, en 3D, ya no era una niña en mis sueños, ni esa otra que llegó después impresa en un papel. No, era una persona de carne y hueso. Y entonces me dí cuenta de que no había llegado a ningún final, todo lo contrario, esa no era la meta, era el inicio del camino.
Ese camino lo llevamos recorriendo juntos los cinco últimos años. Un camino tortuoso y difícil pero gratificante como jamas me pude imaginar.
No puedo decir que quise a mi hija desde el minuto cero. Cuando la tuve en mis brazos sentí ternura, alegría, miedo, mariposas en el estómago...... a quererla aprendí con los días, las semanas...... y sigue creciendo.
Nuestra historia la conoceis los que habéis seguido el blog, pero conocéis la visión de ella, como ha evolucionado mi hija emocionalmente, su vocabulario, hasta su pronunciación 😜.
Pero raramente os he contado mi parte de la historia, lo que a mi ha supuesto ser la madre de Xiao, como yo he evolucianado a su lado.
Poco a poco trataré de hacerlo. Lo que sí puedo decir es que mi hija es mi maestra. Ella me ha enseñado a ser madre, su madre. Y eso es todo un privilegio

VUELVO

Hace prácticamente un año que no escribo. Razones ha habido varias, pero la que más me ha pesado ha sido mi necesidad de alejarme un poco de todo este "mundillo adoptivo" que me absorbió. Además, mi hija ha entrado ya en una fase en la que hablar de ella tan abiertamente como lo he hecho me daba cierto pudor.
Tampoco ha sido un año fácil para mi. He estado tres meses largos bastante aislada del mundo por un problema de salud mío. Gracias a qué sé yo se ha quedado en susto y todo está bien, más o menos, ahora.
El caso es que este periodo de reflexión y desconexión me ha hecho llegar otra vez a tener ganas de escribir, aunque la perspectiva va a ser otra.
Cuando cree este blog su título era una declaración de intenciones. Pero peromla inteligencia emocional de mi hija, su soltura para hablar de su historia, sus enfoques, sus cambios..... me llevaron a hablar de ella. Quizá sea el momento de retomar o, mejor dicho, de tomar aquella declaración de intenciones y hablar de mi maternidad, de mi evolución, de mis sentimientos........ de mi historia de madre.
Espero y deseo que mi experiencia siga sirviendo de ayuda a alguien.
VUELVO!!!!

miércoles, 3 de julio de 2013

ENCUENTRO CON "REENCUENTROS"

El pasado sábado viví una jornada inolvidable. Conocí y "reconocí" a un grupo de personas con las que compartí mi experiencia como madre adoptiva. Conocí a personas nuevas y "reconocí" a otras con las que tenía contacto virtual. Uffff, que ganas de abrazar a algunas de ellas!!!!!
Se celebraba la III Asamblea de La Voz de los Adoptados y aprovecharon esta reunión para organizar una mesa redonda sobre la tríada de la adopción y la búsqueda de orígenes. Me invitaron a participar como madre adoptiva que soy y contar nuestra historia y dejar testimonio de mi vivencia.
Era la primera vez que daba una charla y, no voy a mentir, me sentí muy nerviosa durante unos días. Pero cuando llegié allí pasó todo. Me sentí querida, respetada y muy arropada. Y todo fue sobre ruedas.
De los contenidos de nuestras charlas no hay testimonio grabado o escrito. Todas, excepto la de Anna Badía que hablo como profesional, fueron testimonios personales, muy íntimos y que se quedarán en nuestras mentes y entre esas cuatro paredes. Fue muy enriquecedor conocer y escuchar a una madre biológica que dió a su hijo en adopción. También escuchar a una adoptada adulta, que ha encontrado a su familia biológica, sobre su búsqueda y como es su relación ahora. Y para mi, mi participación también me enriqueció de alguna manera, ya que sólo preparándola le di vueltas a muchas cosas que necesitaban "un repaso".
Gracias a todos; a los que me invitasteis, a los que me escuchasteis, a los que me contasteis.....
GRACIAS. Fue un día especial..... y más cosas que saldrán de este encuentro.

jueves, 13 de junio de 2013

EL COHETE JEFE

"Mamá, hay un cohete, el jefe de los cohetes, que no entra. está dentro y explota sin avisar. ¿sabes qué cohete es? el de mi madre que me parió. No creo que ni Anna, ni tu, ni yo podamos sacarlo nunca. Me lo metió dentro cuando me abandonó. A los que están fuera a veces los puedo echar, o los echas tu que eres la que mejor los maneja. Pero ese que está dentro como no me operen no me lo sacan. ¿Tu crees que ella sabe que dejó dentro ese cohete?"

jueves, 6 de junio de 2013

NECESITO VERLA

Ayer la sesión con la terapeuta no fue como hasta ahora. Íbamos a contar una historia (la suya, aunque ella no lo sabía). Cuando nos disponíamos a empezar Xiao se cerró en banda y dijo que no quería escuchar la historia, que sabía que era la suya y no quería que la hicieramos pensar en cuando ella sufría tanto (con esas palabras). Lloró un rato, se desahogó y pasamos el resto del tiempo dibujando y dejnadola que se tranquilizase. 
El momento de irse a dormir sigue siendo el de nuestras charlas, el de nuestra intimidad y abordó el tema. Me dijo, o más bien me advirtió, que no quería ori esa historia ni en la próxima sesión ni nunca, que no pensara, ni en broma, que nos iba a dejar contarla. Quisé saber los motivos, sus razones, sus emociones y hablando de eso ella misma fue saltando de un sentimiento a otr, de una necesidad a otra. Hasta que llegamos al meollo, al punto que últimamente la trastorna: su madre biológica.
Me gustaría poder reporducir nuestra conversación como lo he hecho tantas veces, pero ya no es fácil recordar todo con fidelidad; sus ideas, sus expresiones, su vocabulario son cada vez más ricos y complejos y recordarlo es más difícil. Pero intentaré reflejar fielmente lo que me dijo.
Para empezar me dijo que su madre, "la auténtica, la que me llevó dentro y me parió", sufre, sufre muchísimo. A mi prengunta de porqué me respondió que ella no la había abandonado, que fue su padre chino (eso no es "auténtico", es "chino"). Me puso como ejemplo a mi misma. Me pidió que imaginara que ella había estado en mi tripa y que yo la había parido. Y que imaginara también que papá no quería quedarse con ella y me la quitaba y la dejaba por ahí. "¿Tu no sufrirías? sé que te morirías de pena, mamá. Pues así está ella por que eso es lo que pasó". Siguió "recordando" como "la madre que me parió jugaba siempre conmigo. Jugábamos al pilla pilla y siempre nos reíamos mucho. Me quería casi tanto como tu". 
De pronto hubo un silencio, un espacio en el que veía como su carita iba cambniando, como las lágrimas se venían a sus ojos. Le pregunté que le pasaba y se echó a llorar. Y me dijo: "Mamá, necesito verla, necesito verla, no puedo soportar no saber como es, no me puedo acordar de como es. Mamá, quiero buscarla".
Hablamos, mucho rato, muy intenso y muy profundo. A veces me parece mentira estar hablando con una niña de 6 años. Hablamos de la búsqueda, de lo importante que es estar preparado, de ser adulto, de tomar decisiones. Le dejé muy claro que esa es una decisión que tomará ella, ella sola, y que sea cual sea nosotros estaremos cerca, ayudando, apoyando y buscando. Pero que debe esperar. No me preguntó por qué, ella misma se dió la respuesta en voz alta. "Lo entiendo, seguro que es muy duro y ahora me haría más daño". 
Le pregunté en un momento de la conversación que haría si algún día la encontrabamos y me dijo que "verla y volverme contigo por el mismo caminito que fui, no me pienso quedar con nadie que no seas tu".
Como no podía dormir se vino conmigo a mi cama y seguimos hablando. esta vez fui yo quien le hablé de mis emociones, de cuando la esperaba y de cuando la operaron. Y lloré. Y me consoló. Le conté que estaba todo escrito, que algún día lo podría leer y saber como y que hablábamos y como nos sentíamos.
Al final me reconoció un miedo que la paraliza, que le da unos cohetes enormes y que no sabe como quitarse de la cabeza: que yo me muera.