viernes, 4 de febrero de 2011

LIBRANDO BATALLAS

Mi amiga Mei ha colgado una entrada en su recien estrenado blog que titula La Herida Abierta . Habla de la herida que se nos abre a las madres cuando nuestro hijo tiene una discapacidad, de una herida que se abre continuamente, que nunca acaba de cerrarse.....
Yo me he hecho esa reflexión muchas veces, aunque yo nunca lo he llamado herida; yo lo he llamado mis batallas.
Mis duras batallas..... una vez escribí sobre ellas, y aunque no lo hice para vosotros, os lo voy a transcribir por que creo que transmiten muy bien lo que he sentido y lo que emocionalmente he vivido.
Creo que esta lucha sin fin comenzó cuando un médico amigo salió de sala de la resonancia magnética en la que estaba mi hija para decirme que tenía un tumor en la columna. Desde ese día, hace apenas 1 año, he luchado, y aún lucho, batallas bien duras, batallas ganadas con lágrimas y sangre, de mucho dolor y mucho miedo. Pero no tenía otra opción: sólo luchar.
Hubo momentos, los más duros, en los que pensé que perdía a mi hija, a esa hija tanto tiempo esperada y recién llegada..... tan, tan querida....joder, ¿Cómo podía ser la vida tan cruel? Y quien dice vida, dice Dios o destino o hilo rojo, es lo de menos. Recuerdo, y no olvidaré jamás, el sabor de mis lágrimas el fin de semana que pasamos en casa inmediatamente antes de la operación. El viernes (era el 23 de marzo) hablaron conmigo de la operación y del tumor que creían tenía la pequeña, después nos dejaron irnos a casa. El lunes la operaban. La veía correr por el parque y pensaba que esa imagen no volvería. La veía tirarse por el tobogán y tampoco. Paseábamos con ella de la mano y saltaba feliz y confiada.... ufff aún duele recordarlo. Me habían dicho que para eliminar el tumor del todo tendrían que, casi con seguridad, sacrificar nervios y con ellos las piernas de mi pequeña. Del quirófano saldría o invalida o severamente incapacitada en la movilidad de las piernas. Y una vez fuera veríamos que clase de tumor enfrentábamos y si había tratamiento y posibilidades.... vamos que primero sus piernas y luego su vida.
Batalla es una palabra que se queda corta, no contiene toda la fuerza de lucha que necesité en aquellos momentos. Maldije. Maldije al destine y a Dios y al hilo rojo y a mi suerte y a.... maldije.... ¿Por qué a ella, porque? Preguntas vacías que te haces y jamás intentas responder, por que no tiene respuesta por mucho que la ansíes. Son más una forma de expresar dolor que una necesidad de respuesta.
Y entró en quirófano. Otro momento que recordaré siempre como duro, emocionalmente devastador: dejar a mi hija en la mesa de operaciones desnudita, mirándome desde detrás de la mascarilla con ojitos de terror, aferrada a mi mano.... hasta que sus ojos se cerraron y la mano se aflojó.....y lloré más lágrimas, amargas, sangrantes. Creo que no viviré otro moemnto tan duro como ese, como salir de ese quirófano con la mirada de mi hija en la retina......
Luego llega el alivio, la euforia, una alegría difícil de expresar: el tumor no era lo que esperaban, no era maligno, su vida no corre peligro, sus piernas están bien.... La veré correr, tirarse por el tobogán, pasear y saltar feliz.
Cuando llegamos a este punto emocionalmente yo ya estaba a punto del derrumbe, fingiendo una fuerza y una valentía que no existían ni por asomo. Pero no me podía permitir derrumbarme, y fingir me ayudaba a ser.
Después vivimos un idilio con los problemas: ya nada podía ser importante, no después de las expectativas que habíamos tenido. Pero la realidad se impone y un día te das cuenta de que no es idílico, de que hay un problema. Y se me hizo enorme. Y después vi que se me hizo enorme por que no era capaz de aceptarlo. Lo asumía pero no lo aceptaba. Y al aceptarlo, el problema se ha reducido como por arte de magia.
Mi vida, la vida, es un camino lleno de obstáculos. Salvarlos a veces es muy duro y costoso, pero hacerlo te regala momentos en los que puedes sentir la felicidad. Conseguir un minuto de felicidad cuesta un trabajo de mil demonios. Pero merece la pena matarse por esos minutos. Me ha costado una vida difícil llegar a donde estoy. Siempre me ha salvado ser positiva y sacar cosas buenas hasta de donde no las había. Y sobretodo a quedarme con ellas, con las buenas.
Tengo una hija que es una persona muy especial. Le doy gracias a la vida (o a Dios o al destino o al hilo rojo) por habérmela regalado. Por verla vivir con tranquilidad y seguridad, por verla sonreír, merece la pena combatir mil batallas. Y las seguimos luchando, unas con más vigor, otras con menos fuerza, unas más duras y otras menos ..... pero batallas al fin y al cabo.


7 comentarios:

  1. Ufff... desgarrador. Eres una persona fuerte y positiva. Tu hija tiene mucha suerte de tenerte al lado y aprender de esa fuerza!
    Un abrazo,
    mariajo

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  2. Eres muy fuerte y tu hija también, unas luchadoras y unas valientes... Me alegro que el tumor no fuera tan grave y que la pequeña se recuperara bien. Me dejas impresionada con esa fuerza, de verdad. Muchísimos besos

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  3. Aceptarlo, asumir...eso es vivir con resilencia...una palabra que no olvido y que me recuerdo a menudo...No sabía yo que vivir era así de duro...hasta que lo supe, igual que tú Xiao...Y lo mejor de todo esto es que hemos sabido recoger las lágrimas guardarlas y sacarlas, sólo, de vez en cuando, cuando te abrasan los acontecimientos y necesitas frescura...Volverán las batallas, claro!! pero ahora tenemos las armas y las lucharemos...un beso, ganadora...

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  4. Me quedo con un nudo en la garganta, porque efectivamente, una vez que uno tiene un hijo, la vida no vuelve a ser igual, y no me imagino nada peor que perderlo, no me imagino la angustia de escuchar ese diagnóstico y tener que dejarla entrar en un quirófano cuando lo único que uno quisiera es estrecharlos con fuerza y no dejarlos ir! ay, Dios mío, qué fuerza debiste tener en ese momento.
    Qué alegría que se hayan equivocado los pronósticos!

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  5. ¡Cuántas piedras y qué grandes en vuestro camino! Pero lo importante es que las habéis saltado, rodeado y pulverizado
    Un abrazo enorme

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  6. Me parece todo tan intenso, me daría tanto miedo tener que enfrentar algo así, sin duda estamos hechas de otro material, pero tu nos ganas de sobra a todas. Gracias a Dios, al destino o al hilo rojo, ella te hace cada día feliz y tu a nosotras con este blog.
    un beso
    laura

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