VINIERON LOS REYES

Y como todos los años lo hicieron cargados de magia de magia. Y el 2010 no ha sido menos.
Vuestros mensajes han sido un regalo, de verdad. Gracias a todas, por leerme, por dejar un mensaje de ánimo y por estar ahí, detrás de una pantalla en algún lugar del mundo. Me habéis animado mucho. Dicen (los que no lo conocen, claro) que esto de internet es frio pero nada más lejos.
Os hice caso, y no sólo me vestí de alegría, sino que la sentí. Mi marido y yo hablamos, hablamos, hablamos. Nuestra relación está verdaderamente muy bien cimentada y hay mucho cariño, muchísimo.... El bache pasará, seguro. Ahora nos toca cuidar mucho nuestra relación y procurar que la cicatriz sea lo menos visible posible.
Y nuestra hija, que es EL REGALO; el regalo que nos ha hecho la vida. Os podéis imaginar como disfrutó de todo. Su padre llegó a tiempo de ver la cabalgata con nosotras. Y su abuelo (mi padre) también allí. Lo que más le impresionó fue que tiraban cosas al suelo, confeti y caramelos. Se fue un poco mosqueada porque no se tiran las cosas al suelo y no le cabía en la cabeza que toda aquella gente lo hiciera por diversión. LLeno una bolsa de caramelos y se pasó el resto de la tarde repartiendolos a todo el que se cruzaba en su camino, niños y adultos. Se ofendia terriblemente si alguien se lo quería devolver. Estaba muy graciosa.
Pero eso de los Reyes no ha entrado aún en su cabecita, imposible que lo asimile. Es demasiado complicado y está muy lejos de todo lo que ella ha vivido. Ya será el año que viene. Por la mañana cuando vió todos los regalos en el salón se quedó muy sorprendida e inmediatamente se puso a jugar y así paso el día entero: jugando sin perder un segundo.
A mi me trajeron unas preciosas botas y un libro con muy buena pinta (ya os contaré). Y me dejaron una caja de ilusión, para que no me falte....
GRACIAS